Cultura popular

Sabemos que es tarea imposible tratar de compendiar todo aquello que merecería ocupar un lugar en esta página, cada habitante en sí mismo, ha contribuido con sus aportaciones e imaginación a enriquecer culturalmente nuestro pueblo. Jotas, canciones, pintura, poesía, libros, e incluso chistes o chascarrillos, que un día se le ocurrieron a algún vecino o descendiente de nuestro pueblo y que quizás han ido pasando de boca en boca para formar parte del bagaje no escrito de Cimballa.

Obras teatrales que se representaban en Navidad, donde los actores eran gentes del pueblo y la obra, estaba escrita por Vicente Gómez, el párroco oriundo de Cimballa. Hacían la escenificación del nacimiento de Jesús en un tono distendido, sencillo y rimado, el resultado daba lugar a escenas un tanto cómicas y entretenidas. Algún año se representó en la casa del cura y otros en la iglesia.

Se hacían en los años treinta y había dos obras teatrales, una más extensa que la otra.

Rescatamos aquellas escenas:

TEATRO DE NAVIDAD

 (Una pastorcilla dirigiéndose a otra) ¿Qué vida es la tuya Sara?, que ya casi es un milagro, el que por estas campiñas aparezcas.

No es extraño.  ¿Cómo qué no? ¿Tú que fuiste la alegría de los hatos, cuando al son de la zampoña cantabas tus cantos tan dulces?

Muy sencillo: Es que a Belén he bajado y allí vendí mis ovejas con sus corderillos blancos.

Belén… ¿Y hay mucha gente allí?  Mucha, si vieras la que allí he encontrado y la que hay sin albergue.

(Un pastor) Y a propósito, estaba yo con mi rebaño y a la vera del camino y sin más se me acercaron unos extranjeros preguntándome si marchaban extraviados.

Ella era joven y hermosa, el hombre entrado en años, pero los dos tan humildes, tan modestísimos ambos, que me quedé en el sitio como embobada mirando. ¿Creeréis que, desde entonces, apenas pude olvidarlos?

A buen seguro en Judea no hay dos esposos tan santos. Serán los que vimos Rebeca y yo.

Ya lo creo, andaban como otros muchos buscándose posada, por cierto, no encontraron en todo Belén. En casas de sus parientes, que los tienen en Belén, fueron a llamar también y tampoco les abrieron, dicen que muchos los vieron llorar muy amargamente, pero aquella ingrata gente, viéndoles pobres y solos, cerraron sus puertas todos, dejándolos en la calle.

Chicos, qué lástima daba verlos, tristes y apurados, pidiendo por todas calles posada.

Por fin, unos pastorcillos que venían del ganado, viéndoles tan apurados les llevaron a un establo hundido y abandonado, que hay fuera de la ciudad.

Zagalas que estos valles cuidáis a vuestro rebaño, ¡venid a ver lo que el mundo jamás habrá contemplado!

¿Qué es ello? Un recién nacido como no hay otro más guapo, con su boquita tan fresca, sus labios tan sonrosados, es un pedazo de cielo que anoche se vino abajo.

¿Tan hermoso es? Tan hermoso.

¿Dónde nació?  En un establo, sus padres a Belén a llegaron, dos forasteros muy pobres, pero más que pobres santos, ella era joven y hermosa y el hombre ya entrado en años.

Los mismos, si, si los mismos que ayer tarde vi cuando cuidaba mi rebaño, ya os dije yo que vi en ellos algo de extraordinario.

¿Y quién lo vio?  lo vio Patro, pero ¿quién ese niño?

Os diré: Estaban los pastores de Azarías velando sus ganados ¿y qué diréis lo que vieron?

Un ángel, cielo santo, un ángel resplandeciente, un mensajero del alto que les dijo: No halléis miedo zagales, regocijaos, mirad que es consoladora la noticia que os traigo, pues en Belén ha nacido el rey del género humano y está entre pobres pañales en un pesebre acostado.

¡Pobre Niño!  ¿Y los pastores?

Allá se fueron volando y en el portalillo al infante adoraron, presentándole en ofrenda, lo mejor de sus rebaños.

¿No escucháis son los pastores que andan cantando?  

Si vamos, y al paso ya preparamos los regalos que al establo vamos a llevar al niño, ¡vayamos todas, vayamos!

¿Y qué vamos a decir a ese niño limpio y puro? No os apuréis, yo hablaré y os sacaré del apuro.

(El pastor y el eco)  Soy un pastor que me alojo en esta apartada choza, guardo mi ganado y en el corral lo recojo (cojo) Quién me insulta?  ¿Algún cazurro de mí se quiere burlar? Pobre de él si me aburro (burro).

¿Quién será? ¿Será algún duende maldito, una bruja, algún precito de Satanás corifeo? (feo).

¡Miente!  Porque mi madre siendo niño sol me llamó con cariño y creciendo se eclipsó (so). No busco más, ahora lo encuentro y el pellejo le sobo con el cayado y verá ese deslenguado cuan de porrazos le doy.

No te sulfures Daniel, no te enfades que es en vano, aquí hay algo sobrehumano y no podrás dar con él.

¡Cielos, que linda señora! ¡Qué niño más hechicero! penetrar dentro yo quiero y visitarlos ahora (hora)

¡Qué será esta es la hora! ¡Ya caigo tonto de mí!  El Mesías ha nacido, su madre aquí lo ha parido, que Dios lo prometió así (si).

Dejad que hable yo también, porque el milagro ya entiendo y aquí dentro estoy sintiendo, algo que diré muy bien: ¡Qué dicha!  Ardorosa llama siento, de amor dulce niño, déjame hacerte un cariño, toma mis brazos por cama (ama).

Mucho te amo vida mía, desde que te conocí, mi amor solo para ti, mi pecho en ti confía (fía).

En ti fío con razón, pero dime ¿por qué lloras? ¿Tan chiquito y ya devoras penas? Me das compasión (pasión).

Pasión ¡Hay la que en el huerto te espera, dueño adorado! Cuando en tu sangre bañado, gimas con dolor incierto ¡Ay mi niño! Déjame que me atreva a preguntarte, ¿Por qué quisiste bajar del cielo?, porque me amaste a mí, aquí a esta choza has venido y después que te he ofendido me quieres también así (si).  Pues yo juro amarte mi dulce alegría y la madre tuya es mía, no te olvidaré jamás.

Mira, ¡Si vienen gitanos¡ ¿Dónde irá ese vagabundo?

¿También gitanos aquí?

(gitano)  ¿Pos que, no se puede ir un gitano, a donde va todo er mundo?

A la paz de Dios compare, mu buenas noches zagalas, ¡Cómo lucís vuestras galas por campiñas y lugares!

(pastora)  ¡Buenas noches gitanos! Decidnos, ¿qué viaje lleváis gitanos sin la recua de pollinos?

Hemos oído en Bagdad que el Mesías ha nasido en Belén y que tendido en un mísero portal está temblando de frío, y le vamos a adorar, a ver si es cierto y verdad lo que nos han referío.

Cierto es ello y allí está, nosotros ya le adoramos y es hora que nos vayamos a nuestras casas.

Esperad…  ¡Vaya que portal canastos! Ni facha de choza tiene, pa que no se asuste el nene, dejemos aquí los trastos.

¿Señor don José, da usté lisensia?    Adelante y de rondón me meto en el portalón.

¿Quién es?    gente de consensia, ¿Qué se ofrece?   

Hemos oído en Bagdad que el Mesías ha nasido en Belén y de una zancá me planté enseguida aquí, vamos enséñeme er nene, solo por verlo he venido desde mi pueblo hasta aquí.

Por favor, deme usté el sí que si no me queo partío. No tema usted me lo lleve don José, que soy gitano, pero ya sabe usté que un buen gitano no roba lo que no debe.

No tema usté que lo asuste con estas barbas de perro, que, aunque paresca un becerro ya haré que no se desguste.

(Entra otro gitano)  A ver, a ver, yo también quería verlo, si paice un melocotón, me entran ganas de comerlo, que ojitos el nene tiene, de echarte la mano nene, me está dando tentación.

Finojos, si el corazón me está robando el gitano, ay ay ay qué pucherillo, no empieces a lloriquear que no te puedo aguantar y te cojo en el bolsillo.

¡Basta de charla gitanos¡, que no vais a terminar, y nos tenemos ir y ya veis que no es temprano.

(Los pastores) ¿Y los regalos que al niño hemos traído?

Es verdad, tan nervioso estoy y tanto me incomodé con ese maldito duende, que hasta de eso me olvidé.

Comenzad pues, comenzad pastores, y con cariño nuestros regalos al niño le ofrezcamos sin tardar.

¿Quién empieza? Las pastoras, no los pastores, no, no, las pastoras primero…

Alternando a lo que infiero es como será lo mejor.

Empieza tu Sara pues. No, no, que empiece Daniel y así que termine él, le seguiré yo después.

A ofrecer comienzo yo y como te quiero tanto, te regalo este cordero que he traído entre mis brazos.

Aunque chiquitita soy, sé quererte niño amado y te traigo en mis brazos esto que te he bordado.

Yo te traigo estos zapatos, hechos para ti de encargo, para cuando tu madre te ponga faldas y traje largo.

Yo te traigo esta camisa, encanto del alma mía. ¡Cuánto me acordé ayer de ti, mientras la cosía!

Yo te traigo Niño amado metidico en mi morral, un gallo kikirikí, que he criado en mi corral.

Yo te traigo esta pelota, tres pesetas me ha costado, pero mira como bota.

Yo esta torta con azúcar que masé ayer con mis manos, cuida que no te la quiten esos pícaros gitanos.

Yo soy chiquitito niño, pero te vengo a pedir, que vengan pronto a sus casas, mi chache Narciso y Luis (fueron a la guerra).

Adiós niñito del alma, que es tarde ya y tengo frío, yo que no tengo otra cosa te ofrezco con esta rosa, el pobre corazón mío.

(Los gitanos) Regalos no hemos traído porque venimos de lejos, pero si quieres mis tijeras, aquí mesmo te las dejo (un gitano).

Cuando pasé yo por aquí, con mi recua de camino, ¿querrás niño chiquitín, que te regale un pollino?

Perdóneme don José que una cosa se me ocurra, ¿quiere cambiar esa burra que es ya vieja, por un caballo?

No, muchas gracias Sandalio, esa burra es de María y aunque vieja ya y con callos, por nada la cambiaría.

Nada i dicho don José, yo lo hacía con la mejor intensión.  Cuando llegue la ocasión de huir a Egipto los tres, no habría mejor exprés que mi ligero caballo, que en menos que canta un gallo, montados los tres en él, deja a Herodes burlado con un palmo de narices.

El interés que demuestras, te agradecemos Sandalio, pero no quiero el caballo, el Señor proveerá.

Él también os pagará, zagalas y pastorcillos, los homenajes sencillos que esta noche le ofrecéis.

(José) Muy bien lo habéis hecho todos, recompensa merecéis y en el cielo la tendréis, puestos de rodillas todos, recibid la bendición que José, María y yo, os damos de corazón.

(Gitano) En nombre de todos y yo, os daré la despedida, óyenos Niño y dinpués nos marchamos enseguida: Nene del género humano has de aprender mil lecciones para salir güen gitano y don José, en conclusión, hoy sin respetos humanos, en mi nombre los gitanos sus eligen por patrón.

¡Viva san José, Viva la Virgen, Viva el Niño Jesús ¡

Poesías recitadas en mayo: Costumbre bien arraigada hasta los años ochenta. Muchas de ellas salidas de la imaginación de alguna maestra, sacerdote o incluso persona del pueblo que, con mayor o menor acierto, aportaban su granito de arena y contribuían al lucimiento de esos días.

Azucenas tronchadas
Era una espléndida tarde
del florido mes de mayo,
ni un celaje enmarañaba
el limpio azul del espacio
ni más rumor que el rumor
de los céfiros y pájaros,
turbaba la augusta calma
de los dilatados campos,
de verdura recubiertos
y de flores salpicados.

Mueblemente recostada
en el sombraje de un árbol
extasiada y embebida
ante aquel grandioso cuadro
de matices tan soberbios
de toques tan soberanos.

Quedéme dormida y luego
soñé… ved lo que he soñado:

Un angelito risueño
vestido de azul y blanco,
dos alas como de cisne
me llevaban de la mano,
a un delicioso jardín
de mil flores atestado.

¡Qué colores tan bonitos¡
¡Qué perfumes tan extraños¡
Eran los de aquellas flores
yo, no acertaré a explicarlo.

Al dar la vuelta a un macizo
de azucenas circundado
vi que algunas yacían
separadas de sus tallos

¡Qué pena, pobres flores¡
Al embate del aguilón o del ábrego
se rindieron y allí estaban
en el suelo descansando.

Allí el sol las marchitara
y se fueran deshojando
si un ángel no las tomara
en sus compasivas manos.

Tomolas si, y al instante
con celeridad volando
llevolas a tu presencia
y las colocó en tus brazos.

Y al instante
se irguieron con gallardía
su frescura recobraron
y perfumaron tu trono
mil aromas derrochando

Este sueño tan bonito
tiene un gran significado
en el jardín de la iglesia,
donde halló Dios sus encantos
las almas buenas son flores
de follaje delicado
de perfumes exquisitos
de pétalos muy galanos.

Y las que en tierra yacen
separadas de sus tallos
son las almas que sucumben
del demonio a los engaños
y a Dios ofenden llorando

¡Ah¡, si hubiera un ángel bueno
que esas almas escogiese
y las pusiese en el vaso
de tu insigne devoción,
¡que pronto renacerían
de su miserable estado
y recobrarían la gracia
de que abusaron pecando.

Madre, la flor que te ofrezco
es el propósito santo
que de abrigo he de ser el ángel
que trabaje por redimir las almas
                                                                que de ti se olvidaron.  Vicente Enguita Gómez 1933

En alas de mi alma infantil
como leve mariposa
que vuela de rosa en rosa
en el florido pensil
ayer escogí entre mil
flores las más peregrinas
violas, rosas, purpurinas
para ceñir hoy tu sien
pe puncé y dije:
También las flores tienen espinas
¿Y espinas voy a ofrecer
a mi madre con las flores?

No, coronada de dolores
no la quiero entretejer
quise para mí escoger
las espinas dolorosas
y ante tus plantas dichosas
esta corona ofrecí:
Las espinas para mí
para ti, toma las rosas.

El eco
Qué cosa tan singular

la que pasa hoy aquí
a poco una voz oí
entorno de aqueste altar.

Una voz no sé de quien
que a mis palabras responde
y que al buscarla se esconde
y mis ojos no la ven (Eco: Ven)
¿Quién me llama, quién habló?
de nuevo la voz me acosa
dime, voz tan misteriosa:
¿Eres un ángel, si o no? (No)
¡Oh triste suerte la mía!
¿No eres ángel? pues ¿Quién eres?
Dímelo pronto si quieres
te lo ruego por María (María)
¿María aquí? ¡Oh celestial embajada!
¡la Virgen María aquí!
qué celestial embajada
la virgen Inmaculada
hoy mostrarnos quieres así (Si)
Pues yo virgen os proclamo
nuestra reina de mil modos
y os digo en nombre de todos
Señora mucho os amo (Os amo)
¿Nos amáis virgen a mí
y a este pueblo que os adora?
¿Verdad que él también os ama
con ardiente frenesí?   (Si)
Y por este amor y celo
conque así os procura amar
¿Qué premio le pensáis dar
Señora y Reina del cielo?  (Cielo)
El cielo, que diste el poder contemplar
vuestras glorias infinitas
y ver cara ca cara a Dios (Adiós)
¿Os vais celestial Señora?
pues adiós y no olvidéis
que en este pueblo tenéis
                                                         un pueblo que fielmente os adora.   Vicente Enguita Gómez  1933

Despedida
¡Ay qué pena da empezar!

¡Ay corazón cómo cuesta!
decirle hoy que gorjee
al ruiseñor de la lengua.
¡Oh tiempo, qué malo es!
¡Oh tiempo, todo lo llevas!
las flores y las espinas
los gozos y las tristezas

Y el tiempo ya se ha llevado
Virgen bendita tus fiestas
aquellas tardes de mayo
y aquellas plegarias tiernas…

¿Es que la Virgen se va?
¡Oh no, el que se nos marcha es mayo
pero en sus alforjas lleva
los besos de más terneza
sus sonrisas de alborada
y el olor de sus guedejas.

¿Te parece poco?
Nada si a la Virgen no se lleva
Es que no la lleva toda
pero tampoco la deja

Adiós mayo, el de las flores
el de las plegarias tiernas
el de estrellas en los lirios
y lirios en las estrellas.
Adiós mayo, la carroza
en que la Virgen pasea
repartiendo sus miradas
entre las almas y la tierra.

Primera Comunión

Ya llegó la hora grande
niño de los ojos mansos
los plumones de tu velo
y tu vestidito blanco
serán igual que unas alas
que te han de llevar volando
sobre todas las miserias
y los tristes desamparos
y darte un manjar de vida
al pie mismo del sagrario.

Pon cruzadas sobre el pecho
tus dos manitas de nardo
que va a besarte en el alma
el divino enamorado.
¡No temas ¡ que Él es amigo
de los pequeñuelos, tanto
que solo en ellos encuentra,
lo que otros le negaron.

Esa claridad divina
Que ahora te está iluminando
Es el reflejo de aquella
Que copian tus ojos garzos,
Eres espejo tan limpio
Que dios se está en ti mirando.

Sé feliz con tu alegría
Y acércate al tabernáculo
Llevando a todos los tuyos,
A tus padres, a tus hermanos
En tu propio pensamiento
Y en tu corazón guardados.

Vive ahora que puedes
Tus horas de dicha
Que ocasión tendrás, por tanto
Para conocer a fondo
Esos dolores amargos
Que esmaltan toda la vida
De pesadumbres y llantos.

Sé feliz con tu alegría
Que no ha de bastar el encanto
de verte tan puro y bueno,
para que al poner tus manos
sobre todas las miserias
se ahuyenten a su contacto
y sigan sembrado risas
donde otros penas sembraron.

Abre el plumón de tus alas
De tu vestidito blanco
Dirige hacia el altar florido
Enciende el pecho en amores
Y conviértete en palacio
De las puras inocencias
Y los goces regalados.

Llena de flores el alma
Y los sentidos de cánticos
Y arrodíllate rendido
Al pie mismo del sagrario
Que va a entrar triunfante en ti
(que va a besarte en el alma)
El señor Sacramentado.

Fiesta del Gallo: Hace tiempo desaparecida, por lo que no se ha podido precisar en qué fecha se celebraba o si coincidía con alguna festividad, hay quien asegura que se hacía la víspera de la fiesta del Santo Misterio. Se trataba de cavar un hoyo en la plaza y enterrar un gallo vivo, dejando descubierta la cabeza y refiriéndole acontecimientos acaecidos durante el año y acusándole, expresando cada historieta por medio de versos, incluso recorrían algunas calles del pueblo relatando las estrofas que alguno del pueblo había inventado.

Las estrofas que siguen las compuso Pedro López Alvaro, tal vez las últimas de aquella exhibición popular.  Comenzaba con una disculpa:

  Antes que yo principie esta función anunciad
pido al respetable público, perdón por todas mis faltas.

De la Petra del Basilio es el gallo que hay aquí,
yo no quisiera decir el por qué nos lo vendió,
pero es porque un día a su madre
todo el moño le arrancó».

«Desde casa del Basilio se fue a la del Valentín,
en esto llega de muy mal humor
y al ver la destroza la tía Petra lo pagó».

«Desde la casa la Cuillera
a la era de don Serafín,
le han desempedrado la era
y las culpas pa´l Joaquín.

Y fuiste a la casa,
y no te dieron de comer
y salió el tio León
con la gorra en la mano…

Ah pillín, ea, estuvistes en mi casa,
yo te echaba el trigo, pero corriendo,
corriendo, te fuiste a la casa de la Justina
porque allí había pan tierno, ay perillán.
Ya te buscaba yo en mi casa ya,
claro y estabas escondido en un serón.

Las estrofas eran muchas, todas referidas a acontecimientos humorísticos sucedidos durante el año, bien reales o inventados, utilizando un tonillo jocoso y recorriendo con la memoria las casas del pueblo y sus habitantes. La representación tocaba a su fin diciendo algo así como:

Por todo lo que has oído y te has enterado,
como eres un chivato no nos queda más remedio
que cortarte bien el cuello».

Es decir, se le trataba como a un alcahuete que sabía más de la cuenta y había que castigarle por ello. El espectáculo remataba disparándole  con pistolas (en aquellos años era normal que casi todos llevasen una), según versión y el que acertaba era jaleado y tal vez recibía un premio. Según otros, se le arrojaban piedras hasta hacer puntería. Hay quien  cuenta que las mujeres vestían de blanco y con los ojos vendados, que eran las primeras en golpearle con una espada o palo, lo cual sugiere cierto simbolismo con la acción de caparlo. Hay quien afirma que no recuerda que se le hiciera daño al gallo, que se ataba a un palo u horca y se dejaba así, mientras le recitaban y que las mozas le pasaban un pañuelo blanco, con la intención de asustarlo, refiriéndose tal vez a alguna época más tardía, hacia mediados de los años 30, que es cuando este rito dejó de celebrarse.

En los años treinta, se hicieron populares algunas coplillas a raíz de autorizar el voto femenino, las relataban los artistas ambulantes o romanceros, en su recorrido por los pueblos. Algunas de ellas decían:

Ahora sí que en cada casa se hará un lío
con la concesión del voto a la mujer
y más cómo se ponen en el bolsillo
a todos los hombres de la nación.

España, España,
en el Congreso la que se armará
pues con la lengua que todas tienen
a los ministros locos pondrán.

En una época más convulsa en donde hubo provocaciones en uno y otro sentido, se oía esta cantinela, entonada al ritmo de la Marsellesa:

Si los curas y monjas supieran  
la paliza que van a llevar,
bajarían del coro cantando
libertad, libertad, libertad.

 El baile del cangrejo: Allá por los años veinte, los entretenimientos preferidos de los chiquillos era entonar cancioncillas y bailarlas gesticulando con las manos. A continuación, mostramos varios ejemplos de ellas:

El cangrejo está en las coles, asómate y lo verás,
hasta los tronchos se come, el pobrecito animal.
Que cógelo, que a mí se me va, que cógelo, que en la cueva está.
Si lo cojo o no lo cojo, o lo dejo de coger,
en la ensaladica verde, yo me lo pienso comer.

Un gitano fue a robar judías verdes:
Aquí está el gitano escondido entre las hojas,
aquí tienes al gitano preparado con las alforjas
si en esto viniera el amo, que pudiera suceder,
cogería mis tijeras y me echaría a correr.

Ayer tarde con la Pepa tuve una gran discusión
nos agarramos del moño y el cántaro se rompió.

¿Dónde vas, coja, cojita, mirufli, miruflá?
Voy al campo por violetas, mirufli, miruflá.
¿Para qué son las violetas,mirufli, miruflá?
Para hacer una corona, mirufli, miruflá.
¿Para quién es la corona, mirufli, miruflá?
Para la Virgen de mi patrona, mirufli, miruflá.
¿Quién es la Virgen de tu patrona, miruflí, míruflá?
La Vírgen del Buen Consejo, miruflí, míruflá. .
¿Sí te encuentras con el rey, miruflí. míruflá.
Ya le haré una reverencia, mirufli, miruflá.
¿Si te encuentras con la reina, mirufli, miruflá?
Ya le haré otra reverencia, mirufli, miruflá.
¿Si te encuentras con el príncipe, mirufli, miruflá?
Yo le saco de paseo, miruflí, miruflá.
¿Si te encuentras con la guardia, miruflí, miruflá?
Yo me burlaré de ella, mirufli, miruflá.

De gran arraigo eran las historietas con moralina, que a menudo se aprendían de aquellas gentes que se ganaban unas monedas recorriendo pueblos y transmitiendo sus saberes a todos aquellos que se detenían a escucharles. En otras ocasiones era alguien del pueblo que había memorizado el cuento en alguna otra localidad y lo relataba a su vuelta o incluso un familiar de visita que entretenía con estas historias aprendidas.

Uno de ellos refería la historia que sigue :

«Era un matrimonio cuyo hijo estudiaba con el cura. La gentes chismorreaban por la relación que pudiera haber del cura y la mujer. Llegó un día en el que el marido debía de marcharse a trabajar fuera y se ajustó por 20.000 reales durante 20 años.

Pasado el tiempo, llegó la ansiada hora de regresar y  el dueño le dijo: Qué quieres el dinero que has ganado o tres consejos. Después de mucho porfiar eligió los tres consejos.

Éstos eran los siguientes:         1.- No dejes camino por senda            2.- No preguntes lo que no te importe           3.- No creas lo que no veas

Cuando el hombre iba por el camino de regreso, se topa con alguien que le aconseja que vaya por el otro camino pues se ataja. Toma el primero, pero a medio camino se da la vuelta porque se acordó del consejo, mientras otro caminante sigue su ruta. Acabado el camino vio a los guardias, les preguntó por el otro caminante y le dijeron que lo habían asaltado y matado.
Se cumplió el primero.

Llegó tarde a una casa de campo, acordaron que le dejaban dormir allí, vio una mujer atada con una cadena que comía de una calavera y pensó que a él le haría lo mismo el dueño. Después de cenar en la habitación había tres tinajas de vino y al despertar había un hombre colgado. Le explica que la mujer era su esposa y el ahorcado se trataba del amante de su mujer. Era la segunda predicción.

Por fin llega a su pueblo y pregunta por su mujer, y le dicen que su hijo cantaba misa ese mismo día. El tercer consejo se había cumplido.

Así qué regresó al pueblo con su familia sano y salvo y se percató de que había merecido la pena el cambio que había hecho».

Dance: Cuentan que hace años, ya más de un siglo, existió alguna representación en Cimballa. La gente de más edad recuerda haber visto alguna representación de él, años ha, sería a finales de los años veinte. Lo que sí comenta alguno es que el dance de Cetina pudiera tener, si no su origen, alguna parte semejante de aquel dance antiguo en el que se disfrazaban, puesto que varias personas del pueblo se fueron a vivir a la citada población y han notado cierta semejanza en estas representaciones.  No podemos asegurar que pueda tratarse de una certeza, ya que son comentarios, además siempre ha existido la tendencia de buscar bailes, cantos y tradiciones en las localidades más próximas y que escuchados a lo largo de los años y remontándonos tan atrás, ya no queda nadie que pueda aseverar tales afirmaciones. También es cierto que los dances han sido representaciones muy comunes en cantidad de pueblos y sabemos que en cuanto a folclore hay muchas similitudes en toda la zona, de la misma manera que se parecían las costumbres y los entretenimientos (corridas de mozos, musiquillas similares, auroras, coplas, historietas, etc.) y que, poco a poco, se han ido perdiendo o cambiando por otros, en la medida que se empobrece y desaparecen las tradiciones propias de cada lugar.

Lo que si afirman los más ancianos de Cimballa es que se trataba de algún baile o similar, en donde los protagonistas eran un diablo viejo vestido de negro y con cuernos, varios diablos jóvenes, un ángel y un personaje al que llamaban el mayoral, que portaba una vara de la que pendían lazos de colores y parecía ser el que ordenaba la sucesión de actos y representaciones. El desarrollo se hacía dando vueltas por la plaza. Alguien comentó incluso de personajes montados a caballo. De cualquier forma, esta representación desapareció hace más de noventa años y apenas queda un resquicio oral que tratamos de rescatar del olvido.

Danza: Tenemos una escasa referencia en la historia del Santo Misterio, en la cual se nombra que, cuando el relicario regresó al pueblo, se celebró con gran alborozo una danza dedicada al Santo Misterio.

 «… y sin embargo, de muchas solicitudes que les dirigieron al Sr. Juez ordinario diferentes pueblos más populosos y Catedrales, solicitando este Stmo. Misterio, como estos no lo pidían con el derecho que Cimballa tenía, fueron desatendidas las súplicas de estos y conferido a fabor de dicho pueblo de Cimballa, y al momento que se tubo noticia de tan feliz concesión, previno Cimballa una función solemnísima con su Danza… cuya benignisima Traslación de esto Smo. Misterio verifico Cimballa en el 12 de Sbre. de 1821, celebrándole una funcion solemnisima anualmente en el mismo dia, con su correspondiente nobenario».

Dicha Danza, recuerdan algunas personas mayores, haberla presenciado y cuentan que consistía en algún tipo de paloteado, ejecutado por dos filas paralelas de danzantes masculinos, de unas siete u ocho personas en cada lado, vestidos a la manera de los baturros (camisa blanca, faja, pantalón a media pierna y calzas). No se sabe ciertamente qué tipo de música acompañaría al desarrollo de la danza, se insinúa que con instrumentos de la época, tal serían un tambor y alguna flautilla o dulzaina.

El baile del villano:  Interpretado por la banda de música local y bailado en la actualidad por las mujeres formando corros, al bajar de la ermita el día de Santa Águeda. Nos preguntamos si tal vez estuviese relacionado con  la Danza de paloteado o con otra manifestación anterior.

El pollo y sus versiones: Toque tradicional que se interpreta en las fiestas, concretamente en la llamada carrera de pollos, con el objeto de animar a los corredores. Algunas veces también se toca al regreso de la peregrinación a la ermita y alguna otra ocasión especial para motivar a la gente, puesto que es un sonsonete muy acelerado. Su procedencia no está datada, sí se corrobora como antigua y similar en sus notas a algunas melodías de pueblos cercanos.

El vals de los Pedigueños: Pieza musical típica, que hacían sonar a menudo, en las rondas por las casas.

Salvas de honor:  Se hacían la víspera de la celebración del Santísimo Misterio, es decir el día 11 de septiembre. Cuentan que originariamente había morteros de hierro que se guardaban en el ayuntamiento y que eran disparados al amanecer desde un monte frente al Picazo (el tio Gil, que era tuerto). Con posterioridad, subía una persona al Cerro de las Cruces y disparaba salvas al mediodía con varios trabucos puestos en fila. Los alineaba y hacía una hoguera, ayudado por un hierro al rojo vivo, los prendía, aplicándolo en un pequeño agujero que tenía cada uno. Mientras tanto, sonaban bulliciosas las campanas de la iglesia, anunciando las vísperas de la celebración dgrande.

La Cucala: Era una cancioncilla transmitida oralmente como un pequeño juego cantado a los niños, haciendo como que cabalgaban sentados a horcajadas.

Dicen que viene Cucala, olepúm, catapúm,
por el camino La Muela, olepum, catapum,
yo digo que no es Cucala, olepum, catapum,
que es don Carlos de Borbón, olepum, catapum.

Cuando los carlistas vengan, olepum, catapum,
por el alto de La Muela, olepum, catapum,
ya pueden los liberales, atarse las calzaderas.

Pascual Cucala Mir fue un militar oriundo de Castellón (1822-1892). Luchó en el bando carlista contra los liberales, en la zona del Maestrazgo.

En el libro  «Más humor aragonés» 1996 de Rafael Andolz, encontramos este dicho popular:

En Campillo peraltones
en Cimballa cangrejeros
en Monterde braguetudos
y en Abanto cuchareros.

A continuación, transcribimos un romance que relataba algún vendimiador, buen conocedor de la zona, y que ha llegado hasta nosotros sin saber exactamente a qué época pertenece y si, tal vez, fuera más extenso. De cualquier manera, ha de servir para hacerse una idea de las consideraciones de épocas anteriores.

De tradición oral, recopilado en Carenas, cantado con tono de jota, mitad o finales del XVIII.

El guitón es el guitón
he de correr la vendema
empezar por Aguarón
terminar por Cariñena.

En Ateca la manteca
en Castejón el melón;
en Bubierca la manzana
que la llevan a vender
al pueblecico de Alhama.

En Alhama están los baños
donde se bañan las damas
y en Contamina los prados
donde apacentan las vacas.

En Cetina los patudos
que todos calzan albarca,
en Monreal hacen sombra
y en Ariza las calabazas.

Dando la vuelta al revés
a Godojos me dejaba
que cogen un vino tinto
que hace burla de las patas.

En Ibdes está el pelón
En Jaraba la chaparra,
En Calmarza están las brujas
que buenos pellizcos daban.

En Nuévalos los bubillos
que por los picachos cantan,
En Cimballa está el barranco
El que toca las campanas.

En Aldehuela de Liestos
Hacen cucharas de pan y
Hace quince días justos
Que no han visto el material.

En Campillo los tratantes
Que por los caminos andan
Unos a vender jabón y
Otros a vender albarcas.

En Monterde están las putas
que a los frailes se lo daban
y en Monasterio de Piedra
buenos polvos se arreaban.

En Abanto los chileros,
Munébrega zarandilleros.

En Carenas los prendices
que prendieron a Santa Ana
por pasar por un barbecho
que jamás sembrado estaba.

La Vilueña y Valtorres
los que no valen pa nada.

Voy de Moros a Torrijo
y a Villalengua el alta;
a Cervera y Aniñón,
Berdejo y Torrelapaja.

La referencia a Cimballa, según deducción lógica, habría de relacionarse con la historia contada acerca del barraco (verraco: cerdo macho) que subido al campanario, tocaba la campana al acercarse a comer. Seguramente, al relatar el romance algunas de las palabras fueron sustituidas por similares, puesto que de oídas es fácil confundirse.

A principios del siglo XX ocurrió un suceso que se propagó a modo de cantinela y que sonaba hasta en los pueblos más pequeños. Fue el Desastre del Barranco del Lobo, una acción militar acaecida en ese lugar, muy cerca de Melilla, el 27 de julio de 1909,  en la que las tropas españolas fueron emboscadas, causando muchas pérdidas humanas. La canción repetida decía así:

En el Barranco del Lobo
hay una fuente que mana
sangre de los españoles
que murieron por España.

¡Pobrecitas madres,
cuánto llorarán,
al ver que sus hijos
a la guerra van!

Ni me lavo ni me peino
ni me pongo la mantilla,
hasta que venga mi novio
de la guerra de Melilla.

Melilla ya no es Melilla,
Melilla es un matadero
donde van los españoles
a morir como corderos.

El siguiente romance «El tuerto Catachán»debió de extenderse en la zona allá por los años cuarenta o cincuenta. Algunos de nuestros abuelos de buena memoria, todavía recuerdan algún párrafo de este relato que viene a continuación.Era muy popular recitarlo de carrerilla y con tintes grandilocuentes, exageradamente chulescos que provocaban temor a los mayores y cierto pavor a los niños.

TUERTO CATACHÁN
Todo el mundo ha de temblar
de este noble baratero,
soy el tuerto Catachán
que a nadie le tengo miedo.

De edad de quince años
siendo yo un chiquillo,
aprendí a jugar
muy bien al cuchillo.

Siendo mis ideas
de irme algunos ratos,
por cafés y plazas
cobrando los cuartos.

Yo, soy hijo de mi madre
y sobrino de mi tía,
abuelos nunca he tenido
según mi hermano decía.

Soy nacido en Cuarte,
criado en María,
hijo de Precia
que en mí nadie fía.

Tengo unos parientes
que es causa de risa,
la uno va descalzo
la otro sin camisa.

Sólo por estas razones
me despedí de mi gente,
y me presenté en Madrid
en la calle San Vicente.

Me entré a una posada
me puse almorzar,
luego al poco rato
me fui sin pagar.

Lo cual al momento
a un café me entré,
quien cobra los cuartos
y esta voz eché.

Me respondió un andaluz
bien portado y bien parado,
oiga usted aquí camarada
ya estoy yo sobresaltado.

Jamás he temido
a nadie en Madrid,
y yo caballero
que esta voz oí.

Cogí mi cuchillo
solo para que
treinta y dos cayeron
en aquel café.

Les despojé los bolsillos
con mucha serenidad,
y me marché a otra posada
a la calle Trinidad.

Me senté en un banco
le dije al patrón:
«Venga de comer
y vino en porrón».

Me sacó un puchero
con rico jamón,
también para postre
un bello capón.

Con mi conserenidad
al tiempo de dar la cuenta,
vuelvo la cabeza y veo
cien civiles en la puerta.

Y ellos preguntaron
si está Catachán,
yo les contesté
luego lo verán.

Al ver tanta gente
las ligas me até,
y ciento diez varas
en brinco salté.

Y a todos dejé chasqueados
en las puertas de la calle,
y entonces me marché
sin incomodar a nadie.

Cincuenta y dos tiros
bien me dispararon,
y ninguno de ellos
a mí me acertaron.

Y en un pistolazo
que me tiró un mozo,
sino es por la ceja
me barrena el ojo.

Al otro día siguiente
que era el catorce de enero,
me vinieron a emprender
quinientos carabineros.

De dos cuchilladas
que pegué yo entre ellos,
corté treinta brazos
y doscientos cuellos.

Pero a la tercera
friolera eché,
lo mismo que a chinches
a todos maté.

Al otro día siguiente
en los llanos de Monzón,
me vinieron a emprender
soldados, un escuadrón.

Hala caballeros
yo me preparé,
y en lo que quedemos
luego lo veré.

De dos cuchilladas
maté a treinta y dos,
y el cabo Millán
gritaba por Dios.

Cuando el capitán me dijo
que parecía un bichillo,
cogí a doscientos jinetes
en la punta del cuchillo.

Todos los demás
que libres quedaron,
al ver aquel caso
bien me dispensaron.

Y el campo quedó
todo colorado,
regado de sangre
de tanto soldado.

Y andan las requisitorias
para cogerme a mí preso,
y si alguno me echa mano
pagaré con el pescuezo.

A mí al otro día
muy cerca de Cortes
me saltó un civil:
alto, el pasaporte.

Yo enfurecido
le dí un puntapié,
y hasta las Filipinas
creo que lo eché.

Las columnas me persiguen
que no me dejan parar,
pero ahora tengo un caballo
que resuena y sonará.

Y además un trabuco
llevo verdadero,
que éste se titula
el «gran limosnero».

Ciento veinte balas
cargué el otro día,
solo para un tiro
en la Serrandía.

Luego me dirigí a un pueblo
con mi caballo pie a tierra,
y encontré a cuatro civiles
bebiendo en una taberna.

Alto, yo les dije
nadie me de un paso,
que de un trabucazo
a todos abraso.

Yo me eché unas copas
con mucha cachaza,
me despedí de ellos
y me fui a la plaza.

Compré dos libras de pan
y un poquito de escabeche,
me marché a la montaña
a pasar aquella noche.

Al hacer de día
ví venir de un alto,
nueve compañías
registrando el campo.

Cogí mi caballo
y en el me monté,
también mi trabuco
muy bien lo cargué.

En él cargué dos mil balas
para un tiro solamente,
y solo de un trabucazo
maté a nuevecientos veinte.

Negro quedó el campo
de muertos y heridos,
y allí no se oían otros
que suspiros.

La sangre corría
como una riada,
que llegó hasta Cádiz
Sevilla y Granada.

Luego me fuí de aquel pueblo
por no tener confianza,
a las montañas de Jaca
que estaban cerca de Francia.

Porque las columnas
las veo venir,
por cerros arriba
buscándome a mí.

Yo estoy cansado
sin poder correr,
y si me descuido
me pueden prender.

Me metí dentro de Francia
que el caballo me llevaba,
y aspedado de las manos
de tanto como brincaba.

Y yo iba de ropa
todo destrozado,
de subir montañas
y saltar barrancos.

Por estas razones
me metí en París,
estuve tres días
lo cual me vestí.

Un domingo por la tarde
había una gran parada,
de unos nueve mil franceses
todos formando en ala.

Cargué mi trabuco
con cuatro mil balas
tiré un trabucazo
no hice mala escala.

No quedó más que uno
y el tambor mayor,
porque se escaparon
dentro de un vapor.

A todos colgué de un árbol
en aquella misma tarde,
para pastos de los cuervos
que allí pasaban mucha hambre.

Bien me divirtieron
ellos un ratito,
cada uno llevaba
seis, siete en el pico.

Tan solo morriones
quedaron allí,
zapatos, capotes
y algún corbatín.

La última sesión que tuve
fue con veintinueve viejas,
que estaban todas hilando
y aspando unas madejas.

Y yo como siempre
he sido un tronera,
colgué a diecinueve
en la chimenea.

Las otras restantes
en un fardo até,
y de cabeza a un pozo
también las eché.

Estando en esta fracción
me vinieron a emprender,
doscientos cuarenta sastres
y entre ellos una mujer.

Siete limpiabotas, catorce silleros
Doce comandantes y diez zapateros,
Catorce alguaciles, dieciséis horneros
Seis aguadores y diez fermateros.

Y aquí termina la historia
del tuerto Catachán,
que murió de un caballón
y al infierno fue a parar.

Según él ha escrito
a su amo Miguel,
está como quiere
y lo pasa muy bien.

Expresiones manda
para don Quisiera,
darle por el saco
por lo que valiera.

He dicho, señores.

Otra retahíla recitada por los jóvenes de los años setenta es el «Sermón del padre guardián», relato con tintes humorísticos y algo picantes, que se va repitiendo como si de un trabalenguas se tratara:

 Sermón del padre guardián
Este es el sermón del padre guardián, que quiso ser santo y Dios no lo quiso.
¿Por qué?, porque puso sus manos en una doncella: Y ¿dónde las puso?
En la frente, frente reluciente, cabeza calavera coqui.
Este es el sermón del padre guardián, que quiso ser santo y Dios no lo quiso:
¿Por qué? Porque puso sus manos en una doncella: Y ¿dónde las puso?
En los ojos, ojos miravales, frente reluciente, cabeza calavera coqui.
Este es el sermón del padre guardián, que quiso ser santo y Dios no lo quiso:
¿Por qué? Porque puso sus manos en una doncella: Y ¿dónde las puso?
En la nariz, narices narigales, ojos miravales, frente reluciente, cabeza calavera coqui.
Este es el sermón del padre guardián, que quiso ser santo y Dios no lo quiso:
¿Por qué?, porque puso sus manos en una doncella: Y ¿dónde las puso?
En los dientes, dientes brillantes, narices narigales, ojos miravales, frente reluciente, cabeza calavera coqui.
Este es el sermón del padre guardián, que quiso ser santo y Dios no lo quiso:
¿Por qué?, porque puso sus manos en una doncella: Y ¿dónde las puso?
En la barbilla, barbilla que pinga la boquilla, dientes brillantes, narices narigales, ojos miravales, frente reluciente, cabeza calavera coqui.
Este es el sermón del padre guardián, que quiso ser santo y Dios no lo quiso:
¿Por qué?, porque puso sus manos en una doncella: Y ¿dónde las puso?
En las tetas, tetas margaretas, barbilla que pinga la boquilla, dientes brillantes, narices narigales, ojos miravales, frente reluciente, cabeza calavera coqui.
Este es el sermón del padre guardián, que quiso ser santo y Dios no lo quiso:
¿Por qué?, porque puso sus manos en una doncella: Y ¿dónde las puso?
En el ombligo, ombligo mojón de medio mundo, tetas margaretas, barbilla que pinga la boquilla, dientes brillantes, narices narigales, ojos miravales, frente reluciente, cabeza calavera coqui.
Este es el sermón del padre guardián, que quiso ser santo y Dios no lo quiso:
¿Por qué?, porque puso sus manos en una doncella: Y ¿dónde las puso?
En el papus, que se traga a los hombres gordos y salen flacos, ombligo mojón de medio mundo, tetas margaretas, barbilla que pinga la boquilla, dientes brillantes, narices narigales, ojos miravales, frente reluciente, cabeza calavera coqui.

Recordamos personajes del pasado, aquellos que asustaron nuestra infancia y que formaban parte del más variado elenco donde brujas, lobos y monstruos variopintos, provocaban que salir por la noche, acercarse por ciertos caminos o subir a los graneros de nuestras casas, se convirtieran en auténticas hazañas. Hablaban del Sacamantecas, personaje semejante al hombre del saco pero mucho más cruel ya que si te cogía hacía honor a su nombre. La cabra Montesina que habitaba en los graneros de las casas (marcaba con una raya el tope de donde no debías de pasar y amenazaba con la cantinela de: «Soy la cabra Montesina y aquí mando yo, a quien pase de esta raya me lo como de un tragón»). La tia Motorra era otro personaje brujeril que asustaba a los niños, cuando algún adulto inventaba una historieta sobre ella. Del tio Camuñas, a saber las maldades que pretendía nada más oír su nombre. Algunos imaginaban tal o cual bruja en personas esquivas y taciturnas, que vestían con faldas largas, pañuelo y ropajes oscuros (propio de la gente mayor, en aquellos años). También causaban gran desasosiego si nos hablaban de los maquis que andaban escondidos por el monte y podían bajar, o de los lobos que se acercaban después del atardecer y eran muy fieros y estaban hambrientos, o de las mulas que alguna vez se escapaban trotando por las eras… muchos avisos con el objetivo de que, al hacerse de noche, los niños se recogieran en la seguridad del hogar.

Y mucho más alejados en el tiempo nombraban a un tal Pelagio, que removía las conciencias y la sensación de miedo, acrecentando el temor de Dios e insinuando que, si morían en pecado, les pasaría como a él, que falleció y se aparecía con frecuencia a su hijo diciéndole: «Reza por mí, que estoy en el infierno». (El nombre corresponde a un monje que vivió en el siglo V, al que calificaban de ideas heréticas y que fue alejado de la religión cristiana por hereje, no sabemos si tendría alguna relación o es casual).

SABERES POPULARES Y REMEDIOS
Con respecto a las costumbres más o menos arraigadas siempre había unas que calaban más que otras, las iban aplicando según se tuviera más o menos convicción y muchas veces «por si acaso».
Se contaba que la madre debía de , cortar por primera vez las
uñas del recién nacido para que, según creían, fuera buen cantador o cantadora. Capítulo aparte lo forman aquellas prácticas, de las que aún persisten algunas, como la de esconder un número de escalambrujos o bolas de sabina, igual al de verrugas que lleve (sin que la persona lo sepa), en algún lugar por donde pase a diario, durante un número de días y pasado ese plazo, sus verrugas desaparecerían.

Un remedio para los callos era envolverlos con tomate y cebolla en un trapo, para mitigar el dolor que producían. Para el dolor de oídos una sugerencia era poner a macerar en aceite una cría de ratón y echar unas gotas de ese aceite varias veces al día.

Le contaban a la chiquillería que cuando se caían los dientes debían de esconderlos en un buen sitio, todos juntos a ser posible, para que cuando resucitarán después de muertos pudieran ponérselos, de igual manera se aconsejaba clavarlos en alguna puerta.
Y si, les contaban la leyenda del ratón Pérez que solía poner algún pequeño obsequio para consolar a los niños. Incluso los padres mediante alguna pequeña treta y un empujoncito con el dedo, ayudaban con los dientes que se movían demasiado.

Los uñeros decían que se curaban aplicando las hojas redondeadas de una planta carnosa, que cultivaban en maceta, hasta conseguir que saliera la materia (pus). Asimismo, para eliminar los granos en la cara, se utilizaban pequeños emplastos de plantas supuestamente eficaces.  Los molestos orzuelos parecían mejorar poniendo sobre ellos una llave de hierro, caliente o fría, dependiendo de quién lo aconsejara y recitando el conjuro: «Llave, llavera, cúrame este arzuelo, que llevo en la ojera».
Mirando la lengua también solían hacer sus diagnósticos de salud, tener la «lengua sucia«, era indicativo de alguna enfermedad, no determinada, pero una prueba más de que la persona no se encontraba bien y sumado a otros síntomas, significaba una llamada de atención o de la necesidad de avisar al médico. De la misma forma que para el dolor de cabeza lo aconsejable era aplicar un paño humedecido en alcohol en las sienes, protegiendo al mismo tiempo la cabeza con un gorro y acostarse a descansar. Recomendaban también poner un trozo de caña debajo de la almohada e incluso bajo el colchón para evitar los molesten los calambres en las piernas.  Se hacían cocimientos de hierbas para remediar pequeños males e intentar poner solución a falta de médico o por costumbre local: el té de monte, bien conocido hasta nuestros días, remedia el dolor de tripas, haciendo ayuno total y tomándolo una jornada entera. Hervir flores de saúco era el mejor remedio para lavar los ojos antes cualquier irritación o conjuntivitis, o tomar la infusión para el dolor de garganta.

Aseguran que cuando hacían el café de puchero, echarle un tizón mejora mucho el color y el sabor. Habría que añadir que, en aquellos años, más que café era cebada tostada casera o torrefacto, la mayor parte de los casos, cuyo sabor era más bien insípido.

También se popularizó cierta forma de actuar para se marchara de la casa algún vecino más pesado, o forastero que venía de visita y alargaba demasiado su estancia, entonces había alguien de la familia, a menudo chicas jóvenes, que ponían la escoba boca arriba, a ojos vista y le echaban sal por encima. Su significado parecía ser bastante evidente.

Los animales, tan imprescindibles en la tareas agrícolas, eran cuidados con mimo, buscándoles un buen lugar para descansar y comer. En las cuadras, colgaban un pequeño botijo o recipiente de barro con cera pez  o aceite negro, porque decían que así se evitaba que las mulas «cogieran el torzón».

El adivinar el sexo del bebé en una futura madre formaba parte de una serie de sabidurías entre las que destacaba las fases de la luna de la noche en que supuestamente se había concebido: «Si hace luna creciente será diferente (con respecto a otro hermano), si menguante será semejante…» Influía también la forma de la tripa de la embarazada, si la barriga es esparcida será una niña, si está muy adelante y picuda, se trataría de un niño.

Existían augurios para predecir el tiempo que haría, dependiendo del comportamiento de tal o cual animal o pájaro, que se van perdiendo con el paso del tiempo.

A los pequeños que se formaban en la plaza les denominaban Consejas. Solían ser de gente de mayor edad a las que se acercaban los jóvenes y eran aleccionados de manera sutil con refranes, experiencias y chascarrillos.

RESPONSOS Y RITOS:  Era costumbre muy arraigada, todavía la conservan algunas personas del pueblo, cuando algún objeto se perdía, rezar un responso, a tal o cual santo, dependiendo del favor que se quería conseguir, para encontrarlo, al mismo tiempo que se afanaban en su búsqueda. El más conocido era el responso a san Antonio, utilizado siempre que se perdía algún objeto considerado valioso.

El responso a santa Bárbara se solía recitar cuando se avecinaba una tormenta:  «Santa Bárbara bendita, que en el cielo estás escrita, con papel y agua bendita, en el ara de la cruz, páter nóster amén Jesús».

Práctica muy extendida era aquella de tirar del cordón de san Antonio tres veces, para que antes de un año, encontrara novio aquella que lo había solicitado con tanta ilusión.

Alguien contó que, años ha, para carnavales la gente gastaba sus bromas, que hubo una mujer del pueblo que se disfrazó de estañadora y se puso en medio de la plaza a arreglar pucheros y cacerolas durante toda la tarde y que iba tan bien disfrazada que nadie la reconoció. O aquel que se disfrazó con la piel de una mula para ir a pedir por las casas durante la ronda. Los disfraces solían hacerse con los escasos medios al alcance, lo más usual era de mujer si eran hombres, o al contrario, o de ancianos y ancianas encorvados y con muchos ropajes encima.

Dicen que por los años treinta, uno del pueblo gustaba de bromear con los chiquillos y que llevaba una caña con un hilo del que colgaba higos y que animaba a cogerlos con la boca diciendo: «Aligú, aligú, con la mano no» pero si intentaban cogerlos con la mano, les pegaba con una vara.

Cuentos: Los más populares, aquellos que nos contaban de pequeños, solían ser los clásicos de Garbancito, los siete cabritillos, Caperucita roja, Pulgarcito, la ratita presumida… que siempre acababan con el estribillo: «Cuento contado de la chimenea al tejado, quien no levante el culo se le ha socarrado.»

Las jotas y cancioncillas de ronda eran manifestaciones de alegría, bromas y amor, dependiendo de las ocasiones y también del lugar donde se entonaban, unas veces eran críticas, otras declaraciones de intenciones y buscando emocionar y alegrar a las personas a quienes se las dedicaban. Como muchas de ellas eran de cosecha propia, apenas tenemos recopiladas algunas y algunas que son también populares en otros pueblos y zonas.

Las canciones de ronda son conocidas en diferentes lugares, exceptuando claro está, las autóctonas que algún mozo ocurrente, con más o menos acierto, solía componer o cambiar la letra. Cogían guitarras, bandurrias, acordeones, o cualquier instrumento para acompañar a los cantores, dando la vuelta al pueblo y rondando con especial interés en alguna calle determinada. En algunas ocasiones había varias cuadrillas de rondadores que intentaban no coincidir por las calles, dado que suponía cierta rivalidad.

Jotas para rondar 

Voy a cantar el primero
como principio de jota
y después de mi canción
cantará mi compañero.

Cuando salgo por la noche
yo voy tirando p´alante,
que yo no me echo p´atrás
cuando salgo por la noche.

Yo soy el amo de la burra
y en la burra mando yo,
cuando quiero digo arre
y cuando digo sooo.
Arre burro canastos,
pimientos verdes.
quien compra fuelles…

En esta casa hay tres Juanes,
cómo se distinguirán:
Juan, Juanillo y Juanazo,
Juanazo, Juanillo y Juan.

En la casa del Antonio (del carretero)
se duerme una forastera,
póngale cama de hierro
que tiene buena culera (trasera).

Ya está la ronda en la calle
con mucha formalidad
no te metas con ella,
que ella contigo no se meterá.

En la calle del chorrillo
llamada la del chorrete,
pues nada más en esta casa
hay seis o siete.

Cochina, más que cochina,
cochina como tu madre
que con la agua de fregar
le hace el guiso a tu padre.

Asómate a la ventana,
saca medio cuerpo fuera,
verás que hostia te pegas.
Y asómate a la ventana.

Por muy chulica que seas
no dejarás de mojarte,
los pelicos cuando meas,
por muy chulica que seas.

Está cubierto de flores
el marco de tu ventana
pero se marchitan todas
el día que tú te asomas.

Asómate a la ventana
cuando vuelva de la siega
asómate a la ventana
que al segador no le importa
que le dé el sol cara a cara,

Madruga la espigadora morena
por la mañana temprano al alba
madruga la espigadora morena,
a recoger las espigas doradas
de las manos divinas
de los hombres que siegan (bis)

Me metieron en la cárcel,
por cantar: Viva la jota
y ahora que me han sacao,
¡viva la jota y su madre!

Yo venía de regar
y estabas en la ventana
y me hiciste una seña
que estabas sola y en bragas.

Yo venía de regar
Y estabas en la ventana
Y me hiciste una seña
Que estabas sola y que entrara.

Solamente hay una cama
en casa del señor cura,
si en la cama duerme el cura,
donde coño duerme la ama.

El que quiera trillar bien
que vaya siempre corriendo

a los altos, a los bajos
a las orillas y al medio.

Las mujeres en el horno,
todas riñen por la masa,
unas porque no les viene,
y otras porque se les pasa.

A una moza en la cocina,
se le encendió el delantal,
si no acuden las vecinas
le arde el cuarto principal.

Asómate a la ventana,
cara de perejilera,
que tienes un perejil
como una cesta terrera.

Una mujer engañada,
se la cortó a su marido,
la tiró por la ventana
y a poco mata un tocino.

Si quieres ligar conmigo
por la pared del corral,
el burro será testigo
y el tocino juez de paz.

Tienes tantas florecicas
como balas de romero
y en tu cara resplandecen
al salir de mañanicas.

El cura que te casó
debía de estar muy borracho,
pues no fue y te preguntó
si eras hembra o eras macho.

Pastora del monte al llano
ya tengo ganas que bajes
pa contarte las fatigas
que he pasado este verano.

Tengo el corazón herido,
por el puñal de una mora
Y vengo a que me lo cures,
me han dicho que eres doctora,
el corazón traigo herido.

Un baturrico en Zaragoza
el primero la cantó
nació la jota en Aragón,
bella canción que ahora
es nuestro cante regional
Baturrico en Zaragoza
el primero la cantó
es la oración que desde el cielo
nuestra Virgen del Pilar
una y mil veces la escuchó.

Vaya una joya tan preciosa,
que el mañico nos dejó
nació la jota en Aragón.
Un baturrico en Zaragoza
el primero la cantó.

Noche de nieve y de frío
Una noche en lagunera ¡ay qué noche!,
noche de nieve y de frío.
La calle de mi morena no era calle,
no era calle que era un río.
No era calle que era un río,
una noche en lagunera.


A continuación una muestra de las canciones que se cantan o más bien cantaban, en las rondas y en las sobremesas de las comidas festivas, en las que se juntan varios cantadores con guitarras y bandurrias para entonar, con mayor o menor acierto, melodías que siempre se recuerdan y se acompañan por los que las escuchan, que evocan los días de juerga y alegría.

Cancioncillas típicas 

Va delante de su madre, ole hay,
la niña cuando va a misa
ole, ole carretero, que jaleo lleva el tren,
va delante de su madre, ole hay
paice un ramico de albahaca,
ole, ole carretero, que jaleo lleva el tren
que lo bambolea el aire, ole hay (bis)
que jaleo lleva el tren
la niña cuando va a misa, ole hay.

Que sí que no,
que a mi novia le gustan los albaricoques.
Que sí, que no que a mi novia le gusta el palique.
Arriba, abajo, que a novia le he visto la liga.
Arriba, abajo, que a mi novia le he visto el refajo.
Los curas y taberneros son de la misma opinión

cuantos más bautizos hacen, más pesetas al cajón.
El cura que te casó tenía que estar muy borracho
porque no preguntó si eras hembra o eras macho.

Esta noche no alumbra, la farola del mar,
esta noche no alumbra, porque no tiene gas
porque no tiene gas, porque no tiene gas.
Esta noche no alumbra la farola del mar.

Tus ojos morena me matan a mí
y yo sin tus ojos no puedo vivir
no puedo vivir, no puedo vivir,
tus ojos morena me matan a mí.

Palmero sube a la palma
y dile a la palmerita,
que se asome a la ventana
que su amor la solicita (bis)
palmero sube a la palma
y dile a la palmerita…

Virgen de Candelaria,
la más morena, la más morena,
la que tiende su manto
sobre la arena, sobre la arena.

Virgen de Candelaria,
la más bonita,la más bonita
la que tiende su manto
sobre la ermita, sobre la ermita.

Quiero que te pongas la mantilla blanca,
quiero que te pongas la mantilla azul,
quiero que te pongas la que es colorada,
quiero que te pongas la que sabes tú.
la que sabes tú, la que sabes tú,
quiero que te pongas la mantilla blanca,
quiero que te pongas la mantilla azul.

Y son y son y son unos fanfarrones
que cuando van por la calle,
van rompiendo corazones.
Y si no se le quitan bailando
los colores a la molinera
déjala que se pudra y se muera

Al amanecer se marcha el tren
se va mi amor, yo me voy con él

Oh niña celi, oh niña celi, oh niña celi será
no te vayas rianxeira que te vas a marear.

La Virgen de Guadalupe cuando va por la ribera(bis)
descalciña y por la arena parece una rianxeira
No te vayas rianxeira, que te vas a marear.

Y a mí me gusta el pipiribipipi
con la bota empinar parabapapa,
con el pipiribipipi,
con el paparabapapa
y a quien no le guste el vino
es un animal, es un animal
o no tiene un rial.

Cuando yo me muera,
tengo bien dispuesto.
en el testamento
que me han de enterrar (bis)
en una bodega,
al pie de una cuba,
con un grano de uva
en el paladar (bis).

Apaga la luz, Mariluz, apaga la luz,
que yo no puedo dormir con tanta luz.
Los borrachos en el cementerio juegan al mus.

Pobrecitos los borrachos,
que están en el camposanto,
pobrecitos los borrachos
que están en el camposanto.
Que Dios los tenga en la Gloria
por haber bebido tanto,
que Dios los tenga en la Gloria
por haber bebido tanto.

Apaga luz, Mariluz, apaga luz,
que yo no puedo vivir con tanta luz.
Los borrachos en el cementerio juegan al mus.

Vuela, vuela palomica,
vuela, vuela sin cesar

vuela, vuela palomica y no dejes de volar,
cuéntale mis penas, palomita,
dile que ya nunca la podré olvidar. (bis)

Uuh, Uuh, Uuh,
deja palomica de cantar,
porque me dan ganas de llorar (bis)

Dicen que por las noches
No más se le iba en puro llorar,
dicen que no dormía
y se le iba en puro quejar,
juran que el mismo cielo
se estremecía al oír su llanto
como sufría por ella
hasta en su muerte la fue llamando
Ay, ay, ay, ay, ay, lloraba
Ay, ay, ay, ay, ay, gemía
Ay, ay, ay, ay, ay, cantaba.

  A tu madre le han roto la fiambrera
y a ti no te la han roto porque eres fea
porque eres fea maña, porque eres fea
a tu madre le han roto la fiambrera.
con cuarenta vagones y el perro…

Que una paloma triste
Muy de mañana le va a cantar
A la casita sola
Con sus puertitas de par en par
Juran que esa paloma
No es otra cosa más que mi alma
Que todavía la espera
a que regrese la desdichada
Cucurrucucú paloma
Cucurrucucú, no llores
las piedras jamás, paloma
que van a saber de amores.
Cucurrucucú (tres veces)
paloma no llores.

Cielito lindo
Con ese lunar que tienes, cielito lindo,
junto a tu boca,
no se lo des a nadie, cielito lindo,
que a mí me toca (bis).

Ay, ay, ay, ay, canta y no llores,
porque cantando se alegran,
cielito lindo, los corazones (bis).
Por la sierra morena, cielito lindo,
vienen bajando,
unos ojitos negros, cielito lindo,
de contrabando.

Ojos verdes son traidores,
ojos verdes son traidores,
azules son mentireiros,
los negros y acastañados
son firmes e verdadeiros,
los negros y acastañados
son firmes y verdadeiros.

Naveira, naveira, naveira en el mar,
hay una barquita para ir a navegar,
para ir a navegar, para ir a navegar,
naveira, naveira, naveira en el mar.

La cucaracha, la cucaracha,
ya no puede caminar
porque le faltan, porque no tiene,
las dos patitas de atrás.

Guadalajara en un llano,
Méjico en una laguna (bis).
Me he de comer esa tuna (bis),
me he de comer esa tuna
aunque me queme la mano.
Ya se secó el arbolito
donde dormía el pavo real (bis).
Y ahora dormirá en el suelo (bis)
y ahora dormirá en el suelo
como cualquier animal.

Cha, cha, cha con el jaleo del tren
cha, cha, cha, que viene el revisor
cha, cha, cha que me quiero bajar,
en la próxima estación.

La portera de mi casa
ha puesto una lechería,
porque dice que trabaja
más de noche que de día. (Estribillo)

Cinco sentidos tenemos(bis)
los cinco necesitamos,
pero los cinco perdemos
cuando nos, enamoramos (bis)

No sé qué tendrán los mares (bis)
miro sin ver lo que veo,
pero a pesar de no verte,
sé muy bien, cuánto te quiero (bis).

El vino que vende Asunción
no es blanco ni tinto ni tiene color
¡Asunción!, ¡Asunción!
echa medio de vino al porrón.
¡Asunción! ¡Asunción!
echa medio de vino al porrón.

Carrascás, carrascás,
qué bonita serenata.
Carrascás, carrascás,
que me estás dando la lata.
Una vieja seca, seca
una vieja se casó,
con un viejo seco, seco,
y se secaron los dos. Carrascas….

Un borracho se murió,
y pidió en su testamento
ser enterrado en la viña
para chupar del sarmiento.

A un muerto avaro pidieron,
antes de hacerle la caja
y el tuno encogió las piernas
‘pa’ que menos le costará.

Cuando mi abuelo se murió,
a mí no me dejó nada,
y a mi hermana la dejó
asomada a la ventana.

Un muchacho se cayó,
de la torre de la iglesia,
no se hizo nada en los pies,
porque cayó de cabeza.

Ya no va la moza
a por agua a la fuente,
ya no va la moza,
ya no se divierte.

Ya no va la moza
a por agua al arroyo,
ya no va la moza,
ya no tiene novio.

Ahí la tienes bailalá, bailalá,
no la rompas el mandil, el mandil,
mira que no tiene otro,
la pobrecita infeliz.

Mi madre no quiere
que vaya al molino,
porque el molinero
se mete conmigo.

Mi madre no quiere
que al molino vaya,
porque cuando bajo
me rompe la saya.

Ahí la tienes bailalá, bailalá,
no la rompas el mandil, el mandil,
mira que no tiene otro,
la pobrecita infeliz.

Adiós con el corazón,
que con el alma no puedo.
Al despedirme de ti,
las lágrimas me cayeron.

Tú serás el bien de mi vida,
tú serás el bien de mi alma,
tú serás el pájaro pinto
que alegre canta por la mañana.

Al amanecer se marcha el tren,
se va mi amor, yo me voy con él. (bis)

«Cambia tus hojas, pero nunca pierdas tus raíces».